Julio Cortázar se encuentra relacionado principalmente al realismo mágico y a lo fantástico; Sin embargo, en su cuento
Deshoras echa mano de un romanticismo que raya en lo realista acompañado de la calidad literaria que lo caracteriza, y es que idealiza a la mujer (Sara) con tintes de sublime y celestial pero siempre conservando los pies en la tierra al no creerse nunca en la posibilidad de poseer una mujer siete años mayor. La estética y el erotismo, siempre presentes en la obra de Cortázar, se funden deliciosamente en el relato, ya sea tomando la forma de mujeres hermosas o de una simple y repetitiva escena en la mente de Aníbal, en la que Sara encarna a su madre y lo arropa contra el frío en su habitación, siempre desnudándolo y acariciándole los senos.
El autor así logra un equilibrio perfecto entre idealización de la mujer amada, amor y erotismo, siempre acompañados de la primera luz de la sexualidad en la adolescencia e introduciendo e involucrando al lector en los sentimientos del protagonista, quien hace todo lo posible por agradar a Sara, a pesar de que sabe que nunca la podrá poseer. Años más tarde, se reencuentra con ella y le transmite todos sus sentimientos, funcionando esto como desenlace de un gran cuento de Cortázar.
"La almohada se volvía Sara, una necesidad de abrazar y apretar"
Bibliografía:
Deshoras
Cortázar, Julio
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