miércoles, 28 de marzo de 2012

Quetzalcóatl y Octavio Paz

 No es casualidad que el nobel de literatura Octavio Paz haya sido reconocido como tal por su obra El laberinto de la soledad, pues exhibe tanto en su deliciosa prosa como en su épico verso una maestría inigualable para darle forma a un escrito, y es que siendo poseedor de un amplio vocabulario y de un talento indiscutible, nos conduce a través del poema Piedra de sol hacia un mundo de ensueño encarnado en el dios Quetzalcóatl. A lo largo de los versos que contiene, Paz nos describe al dios serpiente emplumada, relacionado con Venus de una manera poética y como un ser poderoso y en armonía con la naturaleza, pues lo compara con luz, viento, fuego y otros elementos cuya fuerza precede. Erótica en ocasiones, idealista en otras, la obra posee una fuerte dosis de belleza lírica y se funde en un mundo donde el deleite y la hipérbole hacia el dios del sol son uno mismo, realmente se trata de una pieza completamente disfrutable.


"Son llamas los ojos 
y son llamas lo que miran
llama la oreja y el sonido llama,
braza los labios y tizón la lengua, 
el tacto y lo que toca"

Bibliografía:
Piedra de sol
Paz, Octavio

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